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En Latinoamérica, la banca avanza a ritmos distintos hacia la digitalización de su oferta mientras que los consumidores demandan cada vez más servicios a su medida, disponibles cuando y donde los necesiten. Esta realidad en la que la inmediatez y la agilidad es una exigencia comenzó antes de la pandemia pero se aceleró con las restricciones a la movilidad impuestas por el Covid-19. Las cifras dan cuenta del cambio; según el Global State of Pay de Mastercard, el 87 % de las personas no usaban aplicaciones de banca antes de la pandemia aseguran que las seguirán usando.

En este camino existen retos con distintos niveles de complejidad. Desde la pregunta inicial acerca de por dónde comenzar, pasando por aspectos técnicos y tecnológicos, hasta llegar, por supuesto, a cómo explicar el proceso a los clientes. Aunque es un desafío de grandes dimensiones, también se trata de un proceso que vale la pena para responder adecuadamente a los cambios del mercado y para aumentar la inclusión de las personas que tradicionalmente no acceden a los servicios bancarios. 

Los cambios que experimenta el sector se basan en un principio esencial: mejorar la calidad del servicio que brindamos a los clientes y usuarios, y así responder a las necesidades que tienen en su vida cotidiana. Para nadie es un secreto que los canales digitales se están convirtiendo en la manera más habitual de usar los bancos. Estos brindan una alternativa sencilla para hacer consultas, gestionar el dinero, resolver necesidades y ahorrar tiempo. La clave está en que lo que ganamos en agilidad no lo perdamos en cercanía y en la calidad de la experiencia para el cliente.

En Banco Atlántida asumimos ese compromiso. Trabajamos para materializarlo y realizamos una gira informativa en diversas ciudades del país para explicarles a los clientes en qué consisten los cambios que está viviendo el Banco al que le confían su dinero, sus sueños, los planes para su familia y sus proyectos de vida. 

Todos los clientes se merecen el mejor servicio; el gran empresario que genera empleos, el emprendedor que se lanza al desafío de hacer empresa para sacar adelante a su familia, la mujer comerciante que confía en un futuro mejor para sus hijos y la madre que recibe las remesas de sus seres queridos fuera del país. La transformación digital es para ellos y para todos.