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Cada vez se habla más del concepto de ‘inclusión financiera’ el cual impulsa que cada vez más personas tengan acceso a diversos productos y servicios financieros útiles y asequibles para atender sus necesidades. Para trabajar en esta dirección, la educación es el mejor remedio, ya que nos enfrenta a la ignorancia y trabaja en contra de la pobreza. Al conocer sobre los temas relevantes para nuestras vidas, somos capaces de generar opiniones informadas, y tomar mejores decisiones, también en el aspecto de las finanzas, ya se trate de hacer alguna compra, de establecer una meta de ahorro para abrir un negocio, de identificar alternativas para invertir o de acceder a asesoría cuando la necesitamos. 

Ahorro, pagos, inversión y endeudamiento son solo algunos de los escenarios que se ven beneficiados cuando aprendemos sobre la gestión adecuada del dinero. Además, al trabajar para que todas las personas tengan acceso a los servicios de la banca, sin importar su nivel de ingresos o ubicación geográfica, atraemos a más personas a la economía formal, lo que hace que  los países puedan aumentar el crecimiento del PIB, pues este proceso es un impulso para la productividad y la circulación de capital.

Este proceso de inclusión financiera se está promoviendo en todo el mundo y las cifras dan cuenta de los avances: en 2021, el porcentaje de adultos con una cuenta bancaria llegó al 76%, mientras que en 2011 eran solo el 51%. No todos los países avanzan al mismo ritmo en el proceso, pero queda claro que todos reconocen los beneficios que genera a nivel macroeconómico y microeconómico, así como su impulso para reducir las brechas de desigualdad y pobreza.

Te contamos algunas de las razones por las que vale la pena trabajar por la inclusión financiera:

  1. Impulsa el desarrollo personal y económico de las personas al brindarles la posibilidad de acceder a crédito de manera responsable. Esto les permite invertir en educación, salud o actividades comerciales que no solo benefician al usuario bancario sino también a su núcleo familiar.  
  2. Favorece la generación de empleos al ofrecer a los emprendedores y empresarios acceso a financiamiento. Esto hace posible la creación de empresas formales y la creación de empleos y oportunidades para más ciudadanos. En tiempos difíciles, las empresas también cuentan con una oferta de crédito que les permite conservar los empleos y asegurar la estabilidad de su fuerza laboral. 
  3. Beneficia el acceso a una mejor calidad de vida, ya que, con decisiones crediticias, inteligentes y unas buenas condiciones de endeudamiento, los ciudadanos pueden tomar decisiones importantes y favorables sobre su salud y educación. 
  4. Ayuda a reducir la desigualdad y la pobreza al generar más oportunidades de crecimiento financiero sostenible para una persona y su familia. Además, evita que los ciudadanos acudan a préstamos informales o corran riesgo al realizar el cobro de remesas y otros pagos. Al utilizar los servicios financieros, las personas también tienen la posibilidad de acceder a asesoramiento financiero cuando lo necesiten.   
  5. Promueve el desarrollo del país al fomentar la creación de empleos, la inversión y endeudamiento responsable. La inclusión financiera es un signo de que la economía de un país es estable y crece de forma positiva, porque asegura una oferta de información, productos y servicios favorables para la población..

Que más personas utilicen los servicios bancarios, tengan una cuenta de ahorro y formalicen el manejo de su dinero impulsa el desarrollo de las sociedades. Por eso, en Banco Atlántida seguimos trabajando para fomentar la educación financiera y que nuestros clientes y usuarios  conozcan cada vez más sobre los servicios a los que pueden acceder, las garantías de seguridad que les ofrecemos y la información que les permita entender todo lo relacionado con su dinero. Nuestro objetivo es que cada vez más personas conozcan y accedan al sistema financiero porque esto también significa impulsar el crecimiento de nuestro país.